Simplicidad y pureza son dos conceptos bajo los que se engloba el estilo minimalista, una tendencia que defiende los ambientes monocromáticos y cargados de equilibrio. Creado para quienes consideran que la elegancia se encuentra en las cosas básicas y simples, este estilo es perfecto para formar espacios que respiren paz y tranquilidad.
«Menos es más» es el lema que define el minimalismo, un estilo muy de moda que se basa en preservar el espacio e introducir el menor número de elementos en las estancias. ¿Cómo conseguir incluirlo en tu hogar?
Mostrar espacios despejados, con pocos muebles y sin artículos recargados, es la clave para diseñar interiores sobrios y sofisticados. La decoración minimalista se caracteriza por la simplicidad y la elegancia de sus formas, por lo que debe ser sencilla, estar compuesta por tonos neutros y generar armonía entre todas sus partes.
Los colores básicos, como el blanco, y las tonalidades suaves, como el gris o el beige, son los grandes protagonistas del minimalismo. Además de adaptarse perfectamente a cualquier tipo de habitación y mantener una estética visual agradable, otorgan sensación de amplitud a los ambientes. Del mismo modo, los adornos tendrán que ser sobrios, lisos y en tonos neutros, una combinación que no se salga de la armonía.
Los muebles de líneas rectas, acabados lisos, funcionales, cómodos e integrados predominan igualmente en el diseño minimalista, ya que ofrecen efecto de orden y limpieza en las habitaciones. Marfil, arena o hueso son algunos colores a tener en cuenta a la hora de elegir el mobiliario, aunque arriesgar con el contraste del negro añadirá un toque de sofisticación a la atmósfera.
Los azulejos de efecto madera, cemento o piedra también tienen una gran presencia a la hora de formar interiores de estilo minimalista. El uso de estos materiales en colores neutros conferirá a los espacios un aspecto distinguido y limpio.
¡Apuesta por las líneas puras y finas y dale la bienvenida al minimalismo!